A PROPÓSITO DE UNA PACIENTE, NO DE UN CASO “PFP como paciente y fisioterapeuta”

Maria Esther Fisioterapeuta

Supongo que nadie está preparado para enfrentarse a ninguna enfermedad, por mucho que hayamos podido opinar con anterioridad o incluso aunque nos conozcamos muy bien la teoría como nos pasa a muchos sanitarios. Aunque lo veamos día a día en nuestros pacientes o incluso aunque alguna vez hayamos pasado algo parecido, cuando nos hemos recuperado la realidad es que se nos suele olvidar y al encontrarnos otra vez enfermos pensamos “ahora sí ¿por qué?” Para cualquier sanitario, y especialmente para los fisios, que tenemos la posibilidad de trabajar más tiempo con nuestros pacientes, es importante para ayudarlos, intentar comprenderlos. Ellos necesitan cerca a una persona que les guíe, le apoye, le acompañe y le de la seguridad y tranquilidad que necesita para enfrentarse a su problema. Todo ello es independiente del diagnóstico pues cualquier persona que padezca una alteración en su día a día, ya sea un esguince un lumbago o un ictus… va a provocar en ellos (o a nosotros cuando nos toca) una sensación de incertidumbre y por supuesto de miedo…

En mi caso, cuando nos encontramos con el diagnóstico inicial de “Parálisis facial periférica” (PFP), patología con la que como le pasa a muchos fisios, no nos solemos encontrar todos los días en la consulta, hicimos como siempre en estos casos: preguntar a nuestros profesores, revisar nuestros apuntes de la universidad y por supuesto… hacer una revisión bibliográfica en toda regla. Con la revisión ya hecha, para no variar, nos pasa lo mismo de siempre: publicaciones muy escasas y casi siempre con muchas discrepancias.

En ese momento fueron mis compañeras y fisioterapeutas Raquel y Laura las que se encargaron de hacer la primera búsqueda de información. Mientras tanto, y sin ser consciente del gran acierto que tuve, acepté de una forma relativamente rápida mi condición de “paciente” (probablemente por una vez en mi vida) y sin pensar demasiado en lo que podía ser… seguí las recomendaciones del resto de sanitarios que en ese momento estaban a mi cargo, realmente…
“me tocó cambiar de bando”

En esa semana de ingreso, entre pruebas diagnósticas y corticoides, mis compañeras me informaban de los últimos estudios, y empezaron a romperse los esquemas con los que en un principio partíamos. En ese momento opté por escuchar lo que me decía mi propio cuerpo, mi musculatura y percepción de la parálisis (aún pareciendo que lo que me indicaba discrepaba de lo que pensábamos que debíamos de hacer en un principio) junto con las recomendaciones de algunos profesores para empezar la rehabilitación (RHB).

Al mismo tiempo, me dí cuenta de que quizás con esta experiencia podría ayudar a fisios y pacientes a enfrentarse a este síndrome ya que podía conocer diferentes perspectivas de un mismo problema. Al ocurrirme ésto conocí a personas que lo habían padecido y me dí cuenta de que todos lo vivieron en silencio desde la angustia y el miedo por la desinformación, cayendo en algunos casos
incluso en depresión por la disfunción física y la angustia que provoca no poder realizar movimientos tan sumamente finos y concretos, pero que a su vez, tan importante para comunicarnos con los demás. Es algo tan básico y primario la expresión de nuestras emociones y sentimientos que como ocurre siempre, hasta que no lo perdemos no somos consciente de lo mucho que lo necesitamos. Si con ésto puedo ayudar en algo a cualquier paciente, terapeuta o familiar del enfermo a entender un poco mejor lo que ocurre y dar alguna idea o consejo para superarlo de la menor manera posible, habrá merecido la pena y cobrará algún sentido.

 

FASE AGUDA: Semana 1. En el Hospital.

En mi caso la PFP evolucionó totalmente en apenas 3 horas, aunque días anteriores ya presentaba alguna que otra molestia que para nada supe interpretar. Todo pasó casi sin darme cuenta, ante el susto de mi compañera Laura que veía como poco a poco mi cara se iba paralizando, hasta que mi boca terminó por desplazarse totalmente a la derecha. La actuación del médico fue rápida y debido al historial clínico que presentaba decidieron ingresarme para la administración de tratamiento farmacológico y estudios complementarios. Dependiendo de la clínica que presente el paciente, las causas y el historial, el médico decide cual son los primeros pasos ya que normalmente no es necesario todo ello y desde el primer día se puede empezar la RHB en casa.

 

¿Qué es una parálisis del Nervio Facial?

La PFP consiste en un síndrome agudo con debilidad de la musculatura facial por afectación del Nervio Facial (VII)

El nervio facial es uno de los doce pares craneales. Controla, en especial, los movimientos de los músculos de la cara, el cierre de los ojos y de la boca, la secreción de las lágrimas y la saliva, y una parte de las sensaciones del gusto. Se produce en el lado de la cara donde se encuentra la lesión nerviosa. Se caracteriza por una asimetría de la cara cuando está en reposo, con los rasgos desviados hacia el lado sano. En el lado afectado, la cara carece de expresión, la comisura de los labios y las arrugas de la frente están caídas, y los labios aparecen ligeramente abiertos. En algunos casos, la secreción de saliva y de lágrimas está disminuida en el lado afectado. El paciente tiene dificultad para comer y hablar, debido a la parálisis de los músculos de la cara.

 

 

 

¿Por qué ocurre?

Por suerte la parálisis facial periférica más frecuente es la llamada “Parálisis a frigore”. No tiene ninguna causa neurológica conocida. Se cree que puede ser consecuencia de una infección vírica. Aparece de forma brusca, en ocasiones, después de una exposición a una corriente de aire (p. ej., a través de la ventana abierta de un coche); a menudo es precedida por dolor detrás de la oreja. La evolución de esta forma de parálisis facial es – generalmente– positiva, la recuperación es buena y las recaídas son infrecuentes. Sin embargo, hay otras muchas causas que las pueden producir: una infección (virus del sida, virus del herpes, otitis media aguda, ciertas bacterias); un golpe (fractura del hueso temporal, situado en el lado del cráneo); un tumor, o una enfermedad bien de los vasos sanguíneos o por afectación neurológica.

 

Aspectos prácticos para el paciente:

Algo muy importante desde el mismo día que ocurre es mantener en las mejores condiciones posibles toda la musculatura de la cara y prevenir problemas secundarios al síndrome, como puede ser:

Úlcera de ojo (al no poder cerrarlo y por tanto lubricarse) para ello hay que utilizar:

Lágrima artificial constantemente durante todo el día administrando una gota cada vez, ya que el ojo no es capaz de retener más.

Parche en el ojo por la noche y crema en su interior (si el médico lo considera oportuno).

Nota: La parálisis del lado izquierdo, produce una tracción de la boca hacia el lado derecho pues la musculatura de esa parte tiene más fuerza por lo que se podría decir que “la arrastra hacia el lado sano”. Es muy importante recordar que hay que lubricar el ojo pues aunque el paciente piensa que lo tiene cerrado, no tiene porqué ya que el músculo recto superior hace que la órbita ascienda (por ello se ve el ojo blanco) y crea una sensación en el paciente de “ojo cerrado” que no es real.

Sobrecarga de la musculatura del lado sano:

Para ello es preferible hacer una dieta blanda y evitar así el riesgo de producir un daño mayor en la articulación témporo-mandibular (ATM) del lado paralizado, debido a la pérdida del tono muscular que padece. Como el músculo masetero no tiene porqué afectarse (queda inervado por el V par craneal) pienso que con la movilización que mantiene al seguir comiendo (aunque se mastique por el otro lado) es suficiente para mantener su trofismo en la fase aguda y no sobrecargarla demasiado.

 

Higiene facial

Al no poder cerrar fuerte los labios, aparecen alteraciones funcionales como es la imposibilidad de retener todo el líquido de la boca, tanto al beber como al enjuagarse los dientes. También se seca el ojo por la ausencia del parpadeo, y se puede dañar la piel de alrededor del ojo por la colocación del parche. Como la musculatura se queda privada de su propio drenaje natural al haber menor contracciónrelajación de la misma, es recomendable:

Limpieza y enjuague de boca más a menudo: la disminución de la saliva hace que no se produzca una correcta limpieza.

Limpieza facial al menos 2 veces al día: ayuda además de mantener limpia y sana la piel, a favorecer el drenaje de la musculatura y a su vez trabaja el aporte sanguíneo a los tejidos.

 

Hidratación de cara (incluyendo ojeras) 2 veces al día a la vez que se aplica un pequeño masaje para ayudar a la estimulación y trofismo de la musculatura. También ayuda a estimularla. Estos consejos, además de ser funcionales, ayudan a mantener la cara en las mejores condiciones posibles porque… hay que mirarse al espejo e intentar desde el primer momento seguir siendo tú, ¡¡no hay que dejar de cuidarse y ahora menos que nunca!!

 

La clave para la primera semana: reposo y tranquilidad

Creo que este apartado es común a casi toda enfermedad tanto si se está hospitalizada como en casa. En los primeros días todavía no se es consciente de lo que hay o más bien de lo que viene. Lo que está claro es que la ansiedad empeora el cuadro y el estado de ánimo es fundamental para superar cualquier enfermedad. Si adoptas una actitud positiva sin ser derrotista, puede ayudar a que el proceso no empeore y que la recuperación sea más rápida.

Todo paciente tiene el derecho igual que al “pataleo” a llorar si lo necesita tras el impacto inicial, o al darse cuenta de la realidad a la que se enfrenta, pero tras ello ¡ya es suficiente! Todo lo demás ya no te aporta nada. El que te deprimas, te pases el día llorando y te estreses al pensar que tendrías que estar en otro sitio o haciendo otra cosa… no va a ayudar a que te recuperes antes ¡al contrario! Así que cuanto antes lo aceptes mejor. Aprovecha y haz cosas que de otro modo no podrías, descansa, lee o disfruta de tu familia… como quieras, pero no permitas que lo que te pase te deprima.

En esa semana confié en las manos de los profesionales que me atendían, sin preocuparme demasiado de los efectos secundarios de la medicación… “ya me encargaré de eso más adelante” pensé. Las cosas pasan por algo, así que… deja de pensar (me decía una y otra vez), esta semana descansa, no hagas nada… ¡relájate! Porque cada vez que me ponía nerviosa, notaba que mi cara se torcía más y más…y cada vez notaba más tracciones a si que, era fácil saber lo que había o no había que hacer.

Intenté descansar, disfrutar del cariño de mis amigos y mi familia. Mi familia por supuesto, siempre ha estado allí pero además, conté desde el principio con amigos que bien por mensaje, visitas o viajes hasta Yecla no tardaron en venir a comprobar que estaba bien. Con los ratos de tertulia que Bea y Míriam me regalaban (para que mi madre pudiera descansar) y que hacían que me trasladara a nuestros momentos de té y café … no me quedaba mucho tiempo para aburrirme, pero aún tenía tiempo para leer un poco cuando el ojo me lo permitía.

Curiosamente acababa de llegar a mis manos dos libros que me ayudaron a sobrellevar mejor la estancia hospitalaria con “ Puentes internos” del Dr. Fritz Smith, y los últimos capítulos de “El poder”, libro que dejé a mitad hace un año en la mesita de noche precisamente en el capítulo titulado… “El poder y la enfermedad”. Otro de los libros que acababa de recibir y me ayudó a enfrentarme al pánico que me provocaba el dolor de una determinada prueba que me tenían que hacer y ya conocía…fue con el libro de “Cuentos analgésicos” de Carlos López Cubas.

 

Realmente me sorprendí ante el hecho de que fuera más dolorosa la prueba de la glucemia que otra con la que había tenido una mala experiencia y todo presagiaba una experiencia de dolor intenso asegurado:

 

Reseñas extraídas de “Cuentos analgésicos” por Carlos López Cubas

“La cita de Butler y Moseley en su obra Explain Pain señala: “ Toda experiencia de dolor es una respuesta normal a lo que el cerebro piensa que es una amenaza”. El programa del dolor generalmente se instaura en base a información que programa la inminencia de peligro, y su intensidad no tiene por qué relacionarse con la realidad de una lesión de los tejidos. Más bien se relaciona con la interpretación cerebral de lo que se le informa que está sucediendo o puede suceder”.

No es que nos inventemos el dolor, no se trata de que queramos o no que nos duela… es mucho más complejo que todo ello o ¿es que no te va a doler cuando pisas un clavo? En principio sí o no… Ésta frase del libro me dio en que pensar:

“Uno no se entera si pisa un clavo cuando le persigue un león; no es momento de distraerse con dolores”

En este periodo es, como ya he dicho fundamental el apoyo de los demás pero también el hecho de reencontrarte contigo mismo/a. Aquí puedes empezar a perder de alguna manera tu “propia identidad” ante la distorsión errónea que creas de tu cara. En ese momento la musculatura de la parte sana, se hace mucho más evidente, es como si en lugar de tener un tono normal se transformara en una sensación intensa de tracción extrema que además, hace que tu boca se desplace (provocando en tu cabeza un desplazamiento mucho mayor de lo que realmente es). Sientes que tu boca está desplazada hacia la oreja… creándote una imagen casi monstruosa de ti misma, provocando de manera inconsciente que evites reírte, lo que provoca que acabes tapándote la boca cuando alguien se propone arrancarte una sonrisa. Por ello, que tu familia te mire con los ojos de siempre, te miran a ti, no al monstruo que se está empezando a crear en tu imaginación… que tu novio te riña porque te tapas la boca al reírte y que tus amigas te digan lo bonita que tienes la sonrisa… son cosas que realmente ayuda y te den la tranquilidad que necesitas para dejarte cuidar mientras que piensas sólo en recuperarte, en buscar aspectos positivos a todo lo que ocurre y no preocuparte de cosas que todavía no están a tu alcance.

 

VUELTA A CASA

Ahora ya hay que trabajar, el relax ha pasado y aunque las fuerzas fallan, cuando estás una semana en el hospital por mucho que sea necesario, te puedes enfrentar a diferentes “efectos secundarios”: flebitis, lumbago por la inmovilidad y debilidad, dolor articular… para eso, lo mejor que hay es salir a la calle y empezar a dar paseos cortos.

En este caso los paseos tienen un doble sentido, recuperar poco a poco la forma física en cuanto a movilidad, circulación y tono pero en este caso también es importante para enfrentarte a la realidad, a los comentarios de los demás y a los prejuicios ti mismo/a . Me dí cuenta de que cuanto antes saliera a la calle sería mejor, pues si no corres el peligro de acomodarte a la tranquilidad de la casa y no querer salir. Cuando noté que empezaba a pasarme eso, aún con lumbago agudo me dije “¡Esther, a la calle!”. Bueno, tan valiente no era tampoco… cogí a mi madre y a mi sobrina que me daban el apoyo que necesitaba, porque lo que se dice ganas como tal… no tenía así que ¡a la calle a buscar gatitos para la peque! El hecho de que una niña pequeña, pero muy viva que no se le escapa ningún detalle, me mirara y lo único que le extrañara de mi cara era el uso de gafas… me hizo reflexionar. Siempre había pensado que los niños tienen una periodo en el que ven la realidad de modo muy diferente, sin prejuicios ni creencias adquiridas por los demás… creo que en ese momento ven cosas que nosotros ya no somos capaces de ver ni sentir… y con ese pequeño detalle, tanto de mi sobrina como de una niña que trato algo mayor, me dí cuenta de que quizás también sea a la inversa y, o dejan de ver cosas que para ellos son insignificantes o simplemente siguen viendo sólo la realidad de la persona, pues confirmaría lo que siempre he pensado. Para ellas seguía siendo la misma: su tata pero con gafas y su fisio pero sin saber muy bien porqué… de vacaciones, con chandal y por supuesto, con gafas.

 

Fotos a los 5 días de la PFP.

Si intentas hacer gestos normales, hablar normal, reírte normal… es más evidente la deformidad, y en seguida aparece la fatiga muscular (y la desesperación). El músculo orbicular de los ojos y el orbicular del labio son los que más tardan en recuperarse por lo que al mismo tiempo el déficit que crea es más evidente que otros. No puedes soplar, ni levantar el labio, tu ojo se queda abierto aunque intentes cerrarlo, no puedes ascender la ceja… y si te miras es bastante impactante pero no te fijes en eso y mira en lo que puedes conseguir con tu control. En esta fase me fue más efectivo trabajar poquito tiempo sobre esa musculatura tan afectada (no llegando a cansarme) y centrarme en buscar una simetría de la cara, aunque para ello hay que tener paciencia porque estás en todo momento trabajando sobre la inexpresividad de la cara y los resultados son siempre muy lentos.

Esa semana para mí fue la más dura. Mi cara estaba muy paralizada, la boca torcida, el ojo abierto pero… lo peor no es lo que se ve, si no lo que se siente. Cuando intenté hacer vida normal, quedar con amigas, salir a la calle… sentía mucha tracción de la musculatura hacia el lado sano, incluso más que la semana anterior . Sentía nuevamente que mi boca estaba prácticamente pegada a mi oreja, una sensación totalmente desconocida y se hacía mucho más evidente cuando hablaba durante un rato (no podía hablar más de 45 minutos sin que apareciera la fatiga y empeorara la tracción de la cara). Ya me había dado cuenta de ello por lo que cuidaba el tiempo que mantenía una conversación. Eso hace que todavía estés más ensimismada si cabe: yo pensaba “anda que entre la pérdida de expresión y lo poco que hablo… menuda compañía que soy” por ello en las conversaciones que tenía por internet y móvil intentaba utilizar muchos emoticones, para al menos transmitir de alguna forma algún sentimiento… pensaba que mi familia creería que siempre estaba enfadada cuando no era así, debe de ser también difícil para los que hay alrededor.

 

Para sobrellevar la sensación “cara de mostruito” (así me refería a ello) , pues era lo que yo sentía, me miraba mucho al espejo para comprobar que no era tanto como creía o sentía pero lo mejor de todo fue una idea que tuve. No sé muy bien porqué pero me dio por ver fotos de las pasadas vacaciones, de las navidades, año nuevo… creo que fue en ese momento cuando sentí por primera y única vez que quizás ya no volvía a ser la de antes, que mi cara no sería jamás igual… pero entonces me dí cuenta de que al ver las fotos, “el monstruito” de mi cabeza ya no estaba tan presente. Se me ocurrió imprimir fotos y ponerlas en la habitación, ya que con la era de las últimas tecnologías… prácticamente no tenía. Las puse también en el escritorio del ordenador y así, sin saber si ésto tenía algún sentido, me ayudó a distraerme de la imagen que había estado creando de una deformidad prácticamente irreal.

 

En ese periodo no puedes comer bien porque te cuesta masticar, no puedes beber sin que se te salga el líquido de la boca, si quieres expresar algún sentimiento se evidencia mucho más la asimetría y deformidad de la cara por la que la otra opción es apenas gesticular pero entonces se pone de manifiesto tu cara inexpresiva… Creo que es el momento crucial para no perderte en esas sensaciones, no dejarse llevar por ello, y empezar a ser una persona triste que no eres… pues si bien se dice “la cara es el espejo del alma” no puedes dejar que tu cara domine tu alma, que la tristeza que manifiestas cale en tu interior… hay que luchar contra eso, hay que pensar que siempre no tiene porqué ser así y aunque fuera, hay que aferrarse a quien eres realmente, pues no sólo somos una cara, tenemos que luchar por mantener algo que en ese momento realmente sólo ves y guardas tú.

Esas tracciones tan fuertes también las iba controlando muchísimo con la RHB. El trabajo fundamental era trabajar con ejercicios activos-asistidos en el espejo, controlando el tiempo, para no sobrecargarla, pero también trabajábamos el resto de musculatura para que la boca no estuviera tan torcida y no tuviera tantos dolores ni tracciones.

 

 

Fotos a los 15 días de la PFP.

A los 15 días en reposo ya prácticamente no se me apreciaba. Era una experta del control de la musculatura. Sin embargo, cuando hacía los ejercicios seguían poniéndose de manifiesto la asimetría que presentaban funcionalmente mi musculatura izquierda frente a la derecha.

 

TRABAJO DE FISIOTERAPIA:

El gran dilema ¿electroestimulamos? Los estudios presentaban controversias y los profesores a los que consultamos no nos la aconsejaban, nos encaminaban más a trabajar sobre ejercicios actico-asistidos. Incluso un neurólogo coincidió con un fisioterapeuta especializado en electroterapia con éste aspecto y ambos profesionales coincidían en que si el ojo no se cierra nada, había que actuar sobre ello con la electroestimulación aún asumiendo el poder desarrollar éstas sincinesias, pero como en mi caso había ya algo de contracción muscular, no era necesario asumir el riesgo… También vimos que la electroestimulación estaba encaminada principalmente a mejorar el trofismo de la musculatura (pues no actuaba a nivel nervioso), y para ello decidimos trabajarlo con el equipo de hipertermia indiba que tenemos porque sabíamos que no conllevaría ningún efecto secundario adverso.

 

1º. Estimulamos la musculatura en la camilla: masaje circulatorio favoreciendo en movimiento de contracción de la musculatura, estimulando a su vez sus puntos motores “sólo con terapia manual

 

2º. Ejercicios activo-asistidos frente al espejo y con una fisio: aunque todo lo demás es importante, ésta es realmente la clave. Es duro sentarse en el espejo haciendo guiños y demás muecas, cuando aparentemente lo único que se aprecia tras media hora es ver tu cara distorsionada pero… es necesario. Que tu fisio esté al lado de ti haciendo los mismos movimientos que tú, anima mucho (te sientes acompañada, arropada y el hecho de que las 2 hagáis muecas, te quita la sensación de “estupidez”), además de que su presencia es importante para ayudar a estimular la musculatura que no quiere trabajar, señalarte el hecho de que aunque tú creas que sí el ojo no está cerrado (en mi caso encontró formas de estímulo que me ayudaban a que lo pudiera cerrar un poquito mejor). Desde mi experiencia creo que si es importante realizar ejercicios de forma diaria, lo es más encontrar una pauta correcta para evitar la fatiga e ir adaptándolo según va mejorando el paciente ya que si te pasas de ejercicios… aumenta el dolor y la tracción hacia el lado sano. En este caso creo que “menos es mas

 

3º. Hipertermia indiba para mejorar el trofismo de la musculatura afectada.

4º: Tratamiento de osteopatía con el fin de liberar las adherencia miofasciales y conseguir una correcta movilidad de las estructuras, así como una liberación de los “movimientos” estudiados. Sobre todo trabajamos con osteopatía craneal y cráneo-sacra.

 

5ª: Descarga de musculatura de ATM sana, estiramiento de ATM afectada:

6º. Terapia manual en toda la región cervical y occipital para aliviar las sobrecargas musculares que aparecían de manera secundaria a la RHB, sobre todo al ir recuperando la musculatura. También me ayudaba a sobrellevar los dolores de cabeza al no descansar bien debido a los acúfenos que eran (y siguen siendo) más evidentes y molestos en el silencio de la noche.

7º. Pilates nivel iniciación, pues me ayudaba a recuperar mi esquema corporal, tonificar toda la musculatura y activar músculos del cuello de forma indirecta que directamente no era capaz de trabajar.

 

Creo que el trabajo que hemos hecho con fisioterapia ha sido una experiencia para todas, pues personalmente tenía mucho interés en poder aprender en función de las percepciones que tenía pero… hay un parte fundamental en la RHB que como paciente he agradecido desde el primer día: mis fisios han sabido adaptarse y darme la seguridad que he necesitado en cada momento. Al principio, cuando todavía estaba acostumbrándome al trabajo con el espejo, a las tracciones que a veces tanto me agobiaban, incluso a la molestia de cualquier pequeño ruido… han sido, junto con mi hermana, las personas que casi de manera innata han sabido comprender todo ello sin necesidad de decírselo, ellas me han sabido acompañar y ayudar en el proceso de la RHB en todo momento según lo que necesitaba ¡gracias!

 

Fotos a los 22 días de la PFP (electromiografía)

En esta fase y pese al resultado de la electromiografía, los músculos más afectados eran los del ojo y de la boca pero sólo ante ejercicios muy forzados. Hablando y controlando la sonrisa, apenas se podía apreciar nada. Con la sonrisa se empieza a evidenciar el déficit de la apertura del ojo pues el sano se queda más cerrado pero es porque ya empiezo a gesticular de manera más inconsciente pues no me reprimo tanto (antes ésto no se apreciaba porque evitaba la sonrisa y cuando lo hacía era para buscar el déficit ante los ejercicios)

 

REINCORPORACIÓN A LA RUTINA

Reconozco que para mí ha sido muy difícil estar todo este tiempo sin trabajar, pero también sabía que si quería volver pronto, tenía que estar tranquila y cuanto menos pensara en ello mejor. Entre mi pauta de RHB en casa, la RHB con mis compañeras y mis objetivos diarios, cuando me quise dar cuenta, apenas se me notaba ya y… llega la electromiografía: “fibrilaciones y ondas positivas en los dos músculos explorados. Pérdida de unidades motoras en los trazados voluntarios de los músculos valorados. El índice neurográfico es de 0,05. Estos hallazgos son concluyentes con la existencia de una axonotmesis parcial de grado muy severo del nervio facial izquierdo, de tipo periférico, en estadía agudo de evolución. El porcentaje de degeneración axonal es del 95%”

Ya era tarde, ya lo había conseguido… o al menos estaba en el camino. Cuando me dijeron que iba para largo yo ya estaba decidida a recuperarme, cuando me dieron este informe… apenas se me notaba si no gesticulaba mucho… ahora pienso que si ésto me lo dicen al principio, posiblemente me habría convencido de que quizás era imposible, de que no lo lograría.

 

Fotos a 1 mes de la PFP

En esta fase ya apenas molesta la deformidad. Sólo se aprecia detenidamente y buscando gestos muy concretos… en movimientos normales casi se nota más la inflamación de los medicamentos que la asimetría de la PFP. En esta fase ya no hay sobrecarga muscular, ya no hay excesiva debilidad por lo que ya voy comiendo por la parte izquierda. En esta fase, ya no pongo límites a mis conversaciones, a la cantidad de ejercicios… la tensión de la musculatura de la cabeza ha desaparecido. Ahora sólo queda tonificar más la musculatura y controlar la molestia de los acúfenos.

Si cada patología se desarrolla de una manera diferente en cada paciente… habrá que valorar que cada paciente en un ser distinto al resto, un ser único. Eso quiere decir que evidentemente no funcionamos con recetas, y que la clave de la recuperación no está en un tratamiento, pues no pienso que haya un tratamiento estrella, si no una actitud del paciente que le ayude a encontrar un estado de salud óptimo. Si además, está en manos de un profesional que le ayuda, le guía y le aporta herramientas útiles que le sirvan para aferrarse a ellas y conseguir unos objetivos, el éxito estará prácticamente asegurado porque independientemente de la evolución del paciente, de su enfermedad e incluso de las posibles secuelas que queden… realmente no importa, es la tranquilidad del paciente de estar bien consigo mismo, con lo que ha hecho, con cómo lo ha hecho y con los que le rodean la clave del éxito en estos procesos.

En esta “experiencia” he aprendido que en el único momento en que no he conseguido avanzar ha sido cuando los momentos negativos se han apoderado de mí. El miedo, el centrarme en lo que no podía hacer, o en lo abierto que se me quedaba el ojo… en lugar de en el pequeño progreso que había hecho… ésto era determinante en la recuperación. Todo pensamiento negativo no merece la pena pues es tiempo perdido,.. Aún en el hospital pensé “¿y mi curso de acupuntura? ¿y mi graduación de osteopatía? ¿y las bodas de mis amigos? ¡con ésta cara!” Menos mal que rápidamente reaccioné: ésto va para largo así que… ya tengo excusa ¡gafas nuevas! Como siempre llevaba lentillas, ya era hora de renovar las gafas ¿no? … “¡para la graduación ya tengo excusa para estrenar algo!” Hay que intentar darle la vuelta a los golpes de la vida. Al final de todo se aprende, y cada vez me doy cuenta de que al igual de que tenemos que vernos solos para valorar el cariño de los demás, para valorar la salud, tenemos que haber conocido la enfermedad así que “al igual que no hay yin sin yan”, “no hay salud sin enfermedad” ¿cómo puede ser? Porque me he dado cuenta de que sólo hablamos de salud, sólo la perseguimos cuando estamos inmersos en una enfermedad.

Ya me encuentro muy recuperada, con secuelas que espero que vayan desapareciendo pero con fuerzas de volver a Kayas. Me quedo con la satisfacción de volver a comprobar lo afortunada que soy por tener una familia que lo da todo por mí en los buenos y malos momentos. Por saber que tengo amigas con el teléfono en mano dispuestas a salir corriendo sin ni siquiera pedírselo, ya estuvieran en Yecla o fuera… y por supuesto, afortunada por trabajar en un lugar en el que la parte humana está por encima de todo, teniendo unos pacientes que me han devuelto todo el cariño con el que siempre he intentado hacer mi trabajo y unas compañeras con las que siempre había soñado pues su gran virtud la han sacado siempre en los momentos más duros, ahí es cuando se ve cómo somos.

Al igual que sigo aprendiendo de la valentía y fortaleza de muchos pacientes y enfermos que día a día se enfrentan a graves situaciones marcadas por su enfermedad, quiero pensar que mi humilde experiencia pueda ayudar a alguien que se pueda sentir perdido ante cualquier enfermedad, y en concreto de una PFP, o a algún fisio que pueda pensar que con éstos casos no tiene nada que hacer. El lento, al principio triste e incluso frustrante, pero con constancia se puede conseguir, pudiendo ser incluso a veces divertido al ver cómo tus fisios aprenden a hacer guiños que ni ellas mismas sabían que podían hacer.

 

¡GRACIAS A TODOS LOS QUE EN ESTE TIEMPO ME HABÉIS APOYADO Y SEGUÍS
HACIÉNDOLO!