Aprendiendo sobre la tartamudez: Abandonando mitos

Cada año, el 22 de octubre se celebra el Día Internacional de la Tartamudez con el
objetivo de dar visibilidad a esta característica en la forma de hablar de algunas
personas. Se estima que en España hay aproximadamente medio millón de personas
que tartamudean y 72 millones de personas si hablamos a nivel mundial. Como vemos,
no se trata de algunos pocos hechos aislados, sino que es una peculiaridad que
aparece con frecuencia. El objetivo de este artículo es dar visibilidad y aprender sobre
la tartamudez, abandonando algunos mitos que frecuentemente se le han relacionado.

Mito: la tartamudez puede aparecer por culpa de los padres, a consecuencia de
experiencias psicológicas negativas o traumáticas, por sufrir muchos nervios o por
imitación al escuchar a otras personas que tartamudean.

Realidad: todo lo anterior es falso, lo cierto es que la tartamudez parte de una base
neurobiológica, no es aprendida ni voluntaria. Aunque sí es verdad que abordarla de
forma inadecuada puede incrementar sus manifestaciones. Por lo tanto, la inseguridad
y los nervios no son la causa de la tartamudez, sino una consecuencia por la falta de
control que algunas personas experimentan en su forma de hablar.

Mito: las personas que tartamudean son menos inteligentes.

Realidad: la tartamudez no está relacionada con la inteligencia, ni con la raza, ni
tampoco con la condición económica o social.

Mito: si le decimos a una persona que está tartamudeando que “piense antes de
hablar”, “cálmate y respira”, “relájate, estás nervioso” lo ayudaremos.

Realidad: al contrario, este tipo de comentarios refleja que estamos prestando más
atención a su forma de hablar que al mensaje que quiere comunicarnos, lo que podría
generarle mayor inseguridad y, como consecuencia, aumentar las manifestaciones de
la tartamudez.

Mito: todos los niños tartamudean cuando son pequeños.

Realidad: es cierto que algunos niños pasan por una fase de disfluencias (falta de
fluidez en el habla) cuando están desarrollando su lenguaje, pero la tartamudez
también suele comenzar a manifestarse en las mismas etapas. Lo más recomendable
es acudir al pediatra y a un logopeda que pueda valorar cada caso individualmente
para aportarnos las pautas más específicas.

La tartamudez ha estado rodeada de numerosos mitos y falsas creencias que debemos
abandonar. Entre todos podemos derribar el estigma social que tradicionalmente ha
acompañado a la tartamudez.

María Puche Martínez
Logopeda
Nº col.: 30/660