En el cráneo de un bebé los huesos no están unidos al nacer, para que al pasar por el canal del parto en el nacimiento puedan solaparse y disminuir el tamaño de su cabeza en el paso por dicho canal, además de que en el momento del nacimiento los huesos no han completado su osificación y están formados por varias partes. Cuando la cabeza ha salido, estos huesos vuelven a su posición original y la duramadre, que es una meninge que envuelve el sistema nervioso central externamente y recubre el cráneo internamente, se relaja y se distiende.
Si el parto ha sido muy largo o si el encaje durante el último periodo se ha prolongado mucho o el bebé ha tenido una mala posición en el útero, puede que los huesos del cráneo no se “desmonten” bien y que alguna sutura quede acabalgada entre ellos, o que la duramadre permanezca tensa, produciendo una “compresión” en el cráneo del bebé. Esto también puede ocurrir en partos instrumentados con fórceps, ventosas, kiwi, empujes externos o una exposición prolongada a medicación para inducir el parto .
Esta meninge tensa o retraída puede provocar una irritación en el bebé, que da lugar a niños a los que les cuesta conciliar el sueño o están siempre “alerta”, o que tienen un tono muscular alto (niños que desde los primeros días levantan la cabeza o están muy rígidos)
A través de la duramadre y del agujero rasgado posterior que se encuentra en la base del cráneo en el occipital, salen unos nervios llamados pares craneales, por lo tanto, el hecho de que la duramadre esté tensa o que haya existido una compresión en la base del cráneo del bebé puede hacer que estos nervios estén irritados y se altere alguna de sus funciones.
Estos pares craneales se encargan de funciones muy importantes en el bebé, como de que haya una buena succión (par IX, XII), de la inervación del sistema digestivo (par X) o de la posición del cuello (par XI).
También desde la osteopatía craneal se pueden tratar otras disfunciones como obstrucción del conducto del lagrimal, plagiocefalia o cualquier asimetría a nivel craneal o facial.
La terapia craneosacral (la duramadre se extiende del cráneo al sacro) y la osteopatía craneal, en la que se tratan los huesos y suturas de la cabecita del bebé pueden ayudarlo en sus primeros meses de vida cuando presentan alguna alteración. Cuanto más temprano se trate al bebé, mucho más rápidos y mejores serán los beneficios, ya que el cráneo del bebé es completamente maleable al nacer y poco a poco va osificandose con el crecimiento. Estas técnicas son muy suaves y completamente indoloras para el bebé.
Además de esta aplicación de las técnicas osteopáticas, como fisioterapeutas podemos ayudar a tu bebé en trastornos digestivos como el cólico del lactante, estreñimiento, reflujo, etc y en trastornos musculoesqueléticos como por ejemplo la torticolis congénita.